En una situación en la cuarta entrada, donde las bases estaban vacías y había solo un out, los Yankees de Nueva York tomaron una decisión audaz y controversial: optaron por darle una base por bolas intencional a Rafael Devers, una movida que más tarde resultaría costosa. A pesar de las recientes dificultades de Devers en el plato, los Yankees mostraron preocupación por su potencial para romper su mala racha y conectar un hit peligroso. Con Gerrit Cole en el montículo, la decisión de darle una base por bolas a Devers parecía inusual, considerando las circunstancias, especialmente porque no había una amenaza de anotación inmediata sin corredores en base.
Lo que más resalta es que la decisión de otorgar la base por bolas intencional vino directamente de Gerrit Cole, ya que evidentemente sintió que era la mejor estrategia para neutralizar a Devers en ese momento del juego. Al darle a Devers el pase libre a primera, Cole y los Yankees apostaban por el resto de la alineación, confiados en que podrían manejar a los bateadores restantes.
Sin embargo, la apuesta no salió como esperaban. Aunque la decisión reflejaba respeto por las capacidades de Devers, les salió mal, y probablemente los Yankees pagaron el precio en esa entrada. Darle una base por bolas intencional a un jugador, especialmente cuando ha estado teniendo problemas, siempre es un riesgo, y esta vez esa jugada salió en contra de Nueva York. El movimiento estratégico resalta lo impredecible que puede ser el béisbol, y cómo incluso decisiones tomadas con buenas intenciones pueden tener consecuencias negativas no deseadas, especialmente en momentos clave del juego.
