El manager de los Yankees de Nueva York, Aaron Boone, ha adoptado una mentalidad de “golpeados, pero no rotos” mientras guía a su equipo a través de un año tumultuoso. A pesar de los altibajos, Boone se mantiene firme en su creencia de que los Yankees pueden terminar la temporada con fuerza. Con el equipo luchando por mantenerse competitivo, el optimismo y la determinación de Boone destacan como una luz de esperanza para los fanáticos y los jugadores por igual.
Desde que asumió como manager de los Yankees, Boone ha enfrentado su cuota de críticas, especialmente durante temporadas en las que el equipo no cumplió con sus elevadas expectativas. Sin embargo, Boone ha demostrado constantemente su resiliencia, manteniendo su enfoque en sacar lo mejor de sus jugadores, incluso en circunstancias difíciles. “Golpeados, pero no rotos” es más que un lema, es una mentalidad que Boone ha inculcado en el vestuario.
Los Yankees, conocidos por su legado de éxito, han tenido dificultades esta temporada con lesiones, inconsistencia y bajo rendimiento. Pero Boone sigue enfocado en salvar lo que queda del año, negándose a permitir que la adversidad descarrile los objetivos del equipo. Aunque el camino por delante es duro, el liderazgo y la determinación de Boone indican que los Yankees aún no están listos para rendirse.
El mensaje de Boone al equipo y a los fanáticos es claro: mientras haya un juego por jugar, los Yankees lucharán. Y ese espíritu de lucha, según Boone, es lo que distingue a este equipo: golpeados, quizás, pero nunca rotos.